lunes, abril 12, 2004

Razón técnica paró a Quart

(2004-04-12)
http://www.lacrisis.com.mx/cgi-bin/cris-cgi/DisComuni.cgi?colum2920040412025509

Cada día que pasa el jefe de Gobierno del Distrito Federal insiste en engañar a sus gobernados y también a quienes no lo son, pero los pretende gobernar a partir de 2006. Por ese motivo compró tiempo en El noticiario de Joaquín López Dóriga del pasado 1 de abril, donde para quedar como un gobernante que estaría al corriente de todo lo que sucede en la ciudad, dijo que él mismo decidió evitar la participación de Carlos Ahumada Kurtz y su empresa Quart en la construcción del segundo piso de Viaducto y Periférico.
Esto es lo que dijo a López Dóriga: "Decidimos combatir al señor Ahumada. En tres años lo hemos atajado (...), se presenta como empresario contratista. Licitamos para la construcción del Distribuidor Vial San Antonio, del segundo piso. Se queda incluso su empresa como la mejor propuesta. Sin embargo, (por) la desconfianza, yo decido que no debe participar".
Con lo dicho por López Obrador pareciera que la obra iba a ser adjudicada de manera total a Carlos Ahumada. Sin embargo, ese es un primer intento de engaño. La megaconstrucción fue licitada en cinco tramos diferentes –por ejemplo, un segundo tramo iba a ser adjudicado a la empresa Pretencreto, que finalmente participó en la edificación del Distribuidor Vial San Antonio.
No. El motivo de su cancelación fue de carácter técnico. El 14 de mayo de 2002 publiqué en primera plana y a ocho columnas del diario La Crónica que ese mismo día se iba a declarar desierta la licitación.
En aquella información se daba cuenta que el proyectista José María Rioboó no había terminado el proyecto ejecutivo que le fue entregado, no por licitación, sino por especialidad. Entonces, al no tener todos los elementos técnicos a la mano, las empresas constructoras que compraron las bases de licitación presentaron sus ofertas económicas a partir de sus propios estudios, con costos por encima de los esperados por el GDF, ya que ante la carencia de un proyecto concluido, no existían montos reales o una valoración apegada a la realidad.
Es decir, ante la falta de un proyecto, los contratistas inflaron sus costos para prever pagos de garantías, daños a terceros y otros elementos que le dieran certeza a su participación, motivo por el cual los mil 500 millones de pesos que había en disponibilidad terminaron siendo rebasados.
Además, algunas firmas constructoras decidieron no participar al considerar que había muchas cargas impositivas en caso de incumplimiento en el plazo proyectado, sobre todo que la obra se retrasó por más de un mes y los tiempos de la jefatura de gobierno del Distrito Federal eran políticos, pues querían realizar la inauguración de la obra el 20 de noviembre de 2002, previo a las elecciones federales intermedias. Incluso, hubo algunos que comentaron que esta obra no se podría llevar a cabo y que "sería un milagro" que se construyera en siete meses, como se tenía previsto.
Cabe recordar que para el primer tramo sólo participó la empresa Quart; en el segundo concursaron las empresas Pretencreto y Viguetas y Bobedillas (Vibosa) y para el tercero presentaron ofertas económicas Grupo Quart y Viguetas y Bobedillas.
Ya semanas atrás se había declarado desierta la gerencia del proyecto, la cual había ganado la empresa Triada, pero otras empresas con intereses en la Contraloría Interna del Gobierno del Distrito Federal se le fueron encima.
Esta es la historia, pues, de la cancelación para que Quart participara en el segundo piso y no una decisión de Andrés Manuel López Obrador. La historia de los segundos pisos, convertidos en la engañifa de los distribuidores viales, continuará mañana.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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