miércoles, noviembre 17, 2004

Dictador

Por Renato Consuegra


Durante un foro realizado en septiembre del año pasado en Ciudad Victoria, Tamaulipas, el ex presidente español Felipe González se dijo sorprendido por el ritmo de Andrés Manuel López Obrador, pero sobre todo por la forma cómo maneja a los medios de comunicación.

"Todas las mañanas, a las 6:00 horas comparece y les da tarea a los periodistas, pero no para que lo sigan a él, sino para que sigan a los que él quiere que sigan", comentó el político español.

Pero como en el asunto del condón el seguido, el descubierto fue él, ahora dice que es una provocación de La Crónica, el diario que dio a conocer esta irregularidad, porque de acuerdo con su dicho, está al servicio de Carlos Salinas.

Sin embargo, los reporteros hicieron su trabajo. La doctora Carmen Soler, coordinadora del Programa de Prevención y Atención del VIH-SIDA del Gobierno del Distrito Federal, reconoció haber dado 50 mil condones a jóvenes perredistas, e incluso sabía que les estaban poniendo pegotes.

El propio jefe de la policía capitalina, Marcelo Ebrard, reconoció que eran condones de la Secretaría de Seguridad Pública los que traían propaganda para promover la defensa contra las reformas al artículo 122 y el desafuero del jefe de Gobierno.

Entonces, más allá de los intereses propios de un diario (la contraparte es La Jornada, que cada día se manifiesta a favor del jefe de Gobierno), hay un trabajo periodístico que implica comprobar la veracidad de los hechos.

Quizá aquí el problema fue que los colaboradores de López Obrador minimizaron la importancia de esa información y no advirtieron a su jefe. Por eso mismo fue tomado con descuido cuando el reportero Raymundo Sánchez le puso en sus manos el condón con la propaganda.

Ante esto es importante hacer notar a los lectores y al mismo López Obrador, porque seguramente no se lo han manifestado sus asesores en el área de comunicación social, muchos de los cuales ni periodistas son, que el periodismo es una labor de interés público, de interés social.

Y como tal, el periodismo es un contrapoder al poder político y económico. Es decir, el periodismo debe constituirse como un freno para que no haya poderes desbocados que avasallen a la sociedad.

Sin embargo, lo que López Obrador desea es que los medios le sirvan para dos fines: Uno, para combatir a sus adversarios políticos, como bien lo hizo notar el ex presidente español Felipe González; y dos, para servirle de propagandistas.

Y claro que hay medios propagandistas del jefe de Gobierno, y son aquellos a los que premia con enormes cantidades en publicidad, mientras aquellos que no se ciñen a sus intereses, los castiga y no da un peso para difundir el trabajo del Gobierno del Distrito Federal.

Entonces, López Obrador también ejerce la perversa acción de premiar a quienes lo tratan bien, a sus panegiristas.

Ante lo que estamos es frente a un doble discurso del jefe de Gobierno, un discurso para la sociedad mal informada, donde se asume como víctima para causar lástima a aquellos sectores de la población con escasa educación cívica y política, los que se conduelen por los ataques a los desvalidos.

Ayer Fred Álvarez, conductor de La Otra Opinión en la XEB me preguntaba que cómo son las conferencias de prensa de López Obrador. Bueno, pues son verdaderos dictados. Desde el tono y la pausa que utiliza para que a los reporteros les quede bien claro lo que quiere decir, para que lo capten, hasta la forma cómo sólo responde asuntos que le permiten "que (los reporteros) sigan a los que él quiere que sigan", porque cuando el atrapado es él, simple y sencillamente corta las conferencias.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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