miércoles, abril 06, 2005

La verdadera cara de López

(2005-04-06)

Además de fuerza social demostrable para “presionar” a la Sección Instructora con el fin de evitar que finalmente dictaminara a favor del Juicio de Procedencia, a Andrés Manuel López Obrador el pasado fin de semana también le faltó sensibilidad no sólo política sino humana.
El sábado por la mañana, además de torpe, se mostró grosero, infame y desproporcionado cuando reclamó la atención de los medios de comunicación, en especial la televisión, a la agonía del Papa Juan Pablo II y dejó en un plano bastante secundario la noticia sobre su desafuero.
Dijo que la radio es la campeona de la libertad porque manejó la información de la instructora de una manera muy profesional. Esto es, porque hubo noticiarios con espacios especiales desde la Cámara de Diputados y durante la lectura de su comunicado íntegro, al conocer la noticia tomada por la Sección Instructora.
En cambio, según él, la televisión fue al contrario. “Ayer (el viernes) en la televisión fue abundante (la información sobre la agonía del Papa Juan Pablo II) y, desde luego que es una nota importantísima, y además que le preocupa a la gente, pero repetían y repetían y repetían”.
“Sencillamente fueron horas y horas de comentarios sobre El Papa, de reportajes sobre El Papa, se repitieron, claro que hay que dar la información, pero repetían y repetían y repetían y no dejaron en el momento en que estaba la Instructora resolviendo, pues un pequeño espacio, nada más ‘perdió López Obrador 3 a 1’, como si fuese futbol (…) y la prensa escrita, ya para qué hablamos”.
El Jefe de Gobierno mostró con este tipo de declaraciones que su lucha política es superior a la fe y sentimiento de la gente. No tomó en cuenta que Juan Pablo II ganó el corazón de los mexicanos cuando en 1979, en un acto de absoluta humildad, llegó y besó la tierra que tocaba. Con esa diligencia de respeto a esta tierra, llegó al sentimiento de la gente y no necesitó de amenazas ni de llamar a movilizaciones.
La espontaneidad de la gente se sumó hora con hora mientras las noticias sobre la enfermedad del Papa aumentaban y en las iglesias, sin que nadie llamara a la movilización, miles de fieles se acercaron a pedir en sus oraciones por el restablecimiento de la salud del pontífice polaco.
Pero la carencia de sensibilidad humana llegó a su límite cuando a pesar de haberse anunciado alrededor de las 14 horas la muerte del hombre más querido en el México actual, y cabeza de un gobierno de más de mil 100 millones de fieles alrededor del mundo, en el Zócalo capitalino se mantuvo un “festival de sonideros”, los cuales con la potencia de sus aparatos evitaron escuchar el tañer de las campanas en duelo.
La molestia de los fieles fue reflejada en los noticiarios de radio de ese sábado vespertino cuando México se convirtió en la cara del dolor latinoamericano, pero el Jefe de Gobierno, que dice apreciar la actividad de la radio y asegura escuchar el sentimiento de la gente, permitió que el ruido del festival organizado por el Gobierno del Distrito Federal continuara más allá de las 17 horas.
Esa carencia de sensibilidad no es de ahora. Debemos recordar cuando previo a la megamarcha ciudadana del 27 de junio del año pasado, López Obrador ignoró el reclamo de la población por la inseguridad pública y manifestó que la acción ciudadana era parte del complot en contra suya.
Ese es el verdadero rostro, intolerante cuando las cosas no se hacen o resultan acordes a sus intereses, de este personaje político quien, queriéndose comparar con las figuras religiosas, el pasado viernes llama a realizar “una verdadera purificación de la vida pública”, pero ha demostrado ser sólo un gritón espanta-tontos y no un político verdadero.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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