jueves, mayo 06, 2004

Jefe delegacional sin compromiso con Tlalpan

(2004-05-06)

Quizá uno de los mayores problemas que tuvo la delegación de Tlalpan cuando fue “gobernada” por Gilberto López y Rivas fue la ausencia de gobierno. Es conocido por los tlalpenses interesados en el destino de su delegación que quien ellos mismos apodaron como El Comandante Perisur pasaba días en conferencias en Nicaragua, Cuba, Rusia y otros países, así como en el interior de la República, mientras el destino político y administrativo de la demarcación lo dejó en manos de por lo menos una decena de asesores extranjeros y funcionarios que heredó de Salvador Martínez della Rocca.
Dicen quienes viven en aquella zona que no asumió compromisos porque muchas ocasiones dijo que él no quería ser Jefe Delegacional. Meses antes de las elecciones, El Pino Martínez della Rocca dejó el cargo en manos de Luis Gómez para participar en las primeras elecciones delegacionales. Sólo que Carlota Botey reclamó su derecho a contender y cuando se advertía una crisis perredista entró López y Rivas. Una de tantas ocasiones en campaña diría a los perredistas de uno y otro lado que continuaban con sus pugnas: “pongámonos de acuerdo de una vez porque esto no es cosa mía; yo no quería venir. A mí me mandó el ingeniero (Cuauhtémoc) Cárdenas a mantener la unidad”.
El cargo, pues, no era su prioridad. Lo eran sus actividades en el extranjero, que no dejó de lado.
En su reclamo a lo escrito en este espacio dice que corrió a Carlos Ahumada de su oficina, llamándole cacique y neocorruptor, pero fue en su trienio cuando Ahumada enmalló el terreno de Topilejo, tras apoderarse de 12 mil 500 metros cuadrados de los comuneros a cambio de una escuela. Afirma que no otorgó permisos a las gasolinerías del Periférico. Y quizá no se lo dio a la que pretendían poner a un lado del IFE porque no contaba con autorización de Protección Civil del GDF debido a que la distancia entre los tanques de almacenamiento y los ductos que pasan por la zona era mínima, pero en cambio autorizó la que se encuentra entre Arenal y Esmeralda.
De igual forma permitió la construcción de un edificio de estructura de acero, de tres pisos, en Santo Tomás Ajusco, cuando ese tipo de edificaciones está prohibida; en cambio, previo a las fiestas de septiembre y de diciembre sus inspectores del departamento jurídico pasaban a las vinaterías a exigir una caja de botellas de licor, dizque para el Jefe Delegacional.
Hasta 1997 había alrededor de 40 asentamientos irregulares en Tlalpan; pero tras las gestiones de Martínez della Rocca y López y Rivas sumaban 82. Esto no aparece en su escrito de defensa porque fue en su gestión cuando se consolidó la invasión en Cantera, frente a la pastelería Lecaroz, frente a Fuentes Brotantes, auspiciada por la entonces asambleísta Susana Manzanares pese al constante reclamo de los vecinos.
O quizá por sus tantos viajes tampoco se dio cuenta del permanente crecimiento en Parres, Topilejo, Valle Verde, Magdalena Petlacalco y otros pueblos.Pero eso sí, el ex Jefe Delegacional que se dice indigenista no solo impuso a los subdelegados que quiso en los ocho pueblos, sino que también desalojó a los vendedores de quesadillas, sopes, mole de olla y otros antojitos en la entrada de Topilejo, que permitía a los lugareños tener un fuerte ingreso.

Addendum

Vecinos de la Calle de Ébano e insurgentes, en la colonia Santa María la Ribera, marcan copia a Expediente DF de la carta enviada a la Jefa Delegacional en Cuauhtémoc, Virginia Jaramillo, el pasado 15 de abril, donde le hacen saber de un posible acto de corrupción en una licencia para construir, porque en el domicilio de Ébano 18 edifican un inmueble de más de dos pisos, cuando el uso de suelo ahí es de casa habitación unifamiliar y el lugar se utiliza como cuartos de renta, con el consiguiente problema de seguridad para los habitantes de la zona que han sufrido asaltos en la misma calle en distintas ocasiones durante los últimos meses.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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